miércoles, 29 de septiembre de 2010

MATERIALISMO FILOSÓFICO (II)

Publicado: Mie Sep 29, 2010 10:00 am Asunto: Re: MATERIALISMO FILOSÓFICO (II)

Jose Luis escribió:
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Cita:
La Polis, ya configurada política y económicamente ha sido el origen de la filosofía, porque es donde han podido tomar cuerpo ideas que luego han germinado y han proliferado en la historia de la filosofía como ideas generatrices de otras muchas. He ahí la idea de “Naturaleza” (Mi), la idea de Ego trascendental (E), la idea de Materia (M[/code])

.A partir de mi última intervención en este tema y tomando como referencia esta última cita mía, no quisiera dejar pasar por alto alguna matización al respecto.

Los que seguís la exposición de EL PORVENIR DE LA FILOSOFÍA en las sociedades democráticas, donde G. Bueno reexpone las tres conferencias inaugurales de la Escuela de Filosofía de Oviedo, pronunciadas en la misma Fundación los días 19 y 26 de abril, y 10 de mayo, habréis advertido sobradamente que su intención, después de aclarar la diferencia entre la filosofía del porvenir y el porvenir de la filosofía, (la esencia y la existencia), primordialmente se dirige a desenmascarar las filosofías de carácter sustancialista (Brentano) y apuntalar la realización de la filosofía en las democracias fundamentalistas. Ni la filosofía en el porvenir va a tener menos campo ante la proliferación de las ciencias ni el porvenir de esa filosofía va a ser menos rica. En una «sociedad del porvenir», próxima a la que hemos tomado como referencia, ¿qué lugar podría corresponder a la filosofía? Desde luego, los «contenidos» de su propio campo, o de su materia propia –lo que hemos llamado el porvenir de su esencia–, se verían incrementados asombrosamente, y ningún temor habría que tener procedente del supuesto «agotamiento de su materia». El desarrollo de las ciencias no estrecha su campo, sino que lo amplía. Por ejemplo, los problemas filosóficos en torno al espacio/tiempo son mucho más precisos y abundantes (después de Einstein, después de la teoría de la expansión del universo, después de la teoría del big bang) de lo que pudieron serlo en la época de Aristóteles, de Santo Tomás o de Kant. Las tareas filosóficas de levantamiento del mapamundi, y discusión con los heredados, son en el próximo porvenir más urgentes que hace un siglo. http://www.nodulo.org/ec/2010/n103p02.htm

EL MATERIALISMO FILOSÓFICO, sin embargo, plantea este asunto de muy opuesto modo: LA DIALÉCTICA CONJUGADA DE LAS COSAS Y LAS IDEAS. El PENSAMIENTO no procede linealmente y de forma contínua, (lineana), sino como un proceso de intercambio, donde los términos y relaciones materiales de las cosas y las ideas entretejen la urdimbre de su propia construcción hasta adquirir el perfil de lo que llamamos “realidad” o “mundo”, y que señalamos con la letra (Mi). Por ejemplo, la idea de instrumento cortante, del sílex, en la época paleolítica, o la idea de vacío entre dos superficies, o la idea de triángulo en una medida de campo de tres dimensiones con la distancia de un vértice de referencia, son ideas que brotan de esa misma materialidad (de elementos, términos y relaciones), y en cuya ejecución opera e interfiere un sujeto (que venimos llamando sujeto operatorio), y señalamos con la letra (E). La idea de Naturaleza o Mundo (Mi), la idea de Ego trascendental o sujeto operatorio (E) y la idea de Materia (M) como fondo de una cosmovisión envolvente que traspasa a (Mi) y a (E) y explica el desarrollo de sus clasificaciones. Recuerdo aquí, para aproximarnos al término “Materia” en la historia de la filosofía, al Ser de Parménides, al Nous de Anaxágoras y a la Materia de Aristóteles (neque quid, neque quale, neque cuantum, nec aliquid determinatum). La filosofía arranca de las técnicas de construcción, de los envolventes instrumentales, de las necesidades elementales de supervivencia en medios hostiles, y a los que se enfrenta con la palabra (logos), dando nombre a las cosas y elevando su significado a la abstracción

martes, 14 de septiembre de 2010

MATERIALISMO FILOSÓFICO

MATERIALISMO FILOSÓFICO

Cuando me refería, más arriba, a que, con motivo de la tertulia en Intereconomía, que José Miguel nos trajo a la actualidad, el materialismo filosófico debería sentar plaza de ciudadanía en las tertulias cotidianas e incluso en el modo de comunicación periodística y el trato diario en la concepción de las cosas y el uso de las palabras, desplazando a cualquier otro materialismo registrado en la historia de la filosofía, me refería, digo, a la necesidad de precisar que con el término “MATERIALISMO” se trata de resaltar la operación con la materia, con las cosas, (no con espíritus ni ficciones), y su confrontación con el idealismo y el subjetivismo psicológico es evidente. Y en cuanto materialismo filosófico su confrontación con el materialismo histórico, también lo es (amén de otros muchos materialismos: sociológicos, tecnológicos, políticos, religiosos, groseros (Holbach), culturales o religiosos.
Ahora bien, si la FILOSOFÍA opera con ideas, el materialismo filosófico es una concepción metodológica que teje la realidad por conjugación de las ideas y de las cosas: de las ideas a través de las cosas y de éstas a través de las ideas.
Por consiguiente, si se opera con el orden de las ideas y el orden de las cosas como mundos separados y exentos, como si de sustancias constituidas se tratara, se cae en sustancialismos historicistas que han dado lugar a concepciones de la historia de muy distinto calado, como por ejemplo el IDEALISMO HISTÓRICO, la HISTORIA DE LA HUMANIDAD, el HUMANISMO CONSTITUIDO desde la margen del Dios providente y reparador (como EGO TRANSCENDENTAL), que vela por los derechos humanos y el buen nombre del hombre.
Las IDEAS, en este caso mueven el mundo y la historia, y ¿a qué precio? Al precio de que el orden de las cosas queda periclitado y reducido al de las ideas. Pero, ¿quién está detrás de esa fuerza ideal causante del movimiento y de la cristalización de la realidad?
Esta objeción sería un reparo para todo idealismo histórico absoluto. Y bastaría esta para considerarlo derrotado a la luz de la filosofía crítica.
Por el contrario, si prima el orden de las cosas por encima del de las ideas, éstas se tornarán epifenómenos o puros reflejos, “superestructuras”, diría Marx,
Es el caso del MATERIALISMO HISTÓRICO, donde se concibe la historia económica (con otros ingredientes) como el envolvente de la trama humana en sus dimensiones estructurales y superestructurales, ideológicas, culturales y religiosas.
No lejos de este materialismo histórico, ya consagrado como ideología y credo religioso, habría que reseñar los materialismos naturalistas al rebozo de Freud (el instinto), Nietzsche (la voluntad como poder), o Schopenhauer (la naturaleza como voluntad y representación).
El carácter metafísico e idealista que anida en él, amén de su sustancialismo, le invalida terminantemente. ¿Quién está detrás de esa fuerza mecánica programada, tanto si es exterior como interior o inmanente?
EL MATERIALISMO FILOSÓFICO, sin embargo, opera con las cosas y las ideas en una dialéctica conjugada; y en cuyo proceso, partiendo de términos y relaciones entre las mismas, se entreteje una construcción técnica, que da lugar a una idea salida de allí y transportada a otras situaciones similares o contrarias, dando lugar a organizaciones de un tipo o de otro que constituyen la llamada “realidad” o el llamado “mundo”. La idea de instrumento cortante (sílex), la idea de vacío entre dos superficies en una construcción, la idea de triángulo en una medida de distancia con un vértice de referencia, &c.
Esta es la razón por la que se dice que la filosofía es un conocimiento de segundo grado. Parte de la manipulación de las cosas, de una técnica de construcción, de un envolvente instrumental, de una necesidad de sobrevivir en un medio hostil al que se enfrenta de muy diverso modo o con la espada o con la palabra dando nombre a las cosas y abstraer su significado para otras.
La Polis, ya configurada política y económicamente ha sido el origen de la filosofía, porque es donde han podido tomar cuerpo ideas que luego han germinado y han proliferado en la historia de la filosofía como ideas generatrices de otras muchas. He ahí la idea de “Naturaleza” (Mi), la idea de Ego trascendental (E), la idea de Materia (M).