viernes, 3 de agosto de 2012

BEATO DE LIÉBANA Y LOS “BEATOS” (2ª parte)

En esta 2ª parte voy a enlazar con el trabajo anterior, de la 1ª , justamente donde termina con una cita del Éxodo, 25, que hace mención al candelabro de los siete brazos (la "menorach").

Y ¿por qué me detengo en ello?

Porque esta parte simbólica inunda todas las grabaciones del Beato de Liébana y, por consiguiente, las copias de los "Beatos", y sin ello no se entendería nada. El número siete (la serie septenaria) tiene en Israel un significado especial, (siete días de la semana &c.) que queda reflejado en el capítulo 25 del Éxodo; y el Apocalipsis de S. Juan y los Comentarios del Beato de Liébana no hacen sino recoger aquel episodio del culto israelítico en su paso por el desierto en el Monte Sinaí y en el que se traza la línea de lo profano y lo religioso en esa relación del hombre con Dios (en la que consiste propiamente toda religión).

De aquí que, si el Éxodo es el libro de la liberación de una opresión (en este caso, de la opresión egipcia bajo el reinado de Ransés II (1300 años antes de C.) es un libro también de alianza, y Moisés es el brazo ejecutor de esta épica.

Los judíos volvieron a Palestina y Fenicia.

Y hoy doy por seguro que cuantos van a visitar estos lugares no regresan sin el candelabro de los siete brazos (la amenorach). Yo también tengo uno en casa.

Y como no hay mejor que leer el texto bíblico para apreciar lo que se está diciendo, transcribo unos versículos de ese Capítulo 25 del ÉXODO:

"25:31 Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo.

25:32 Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado.

25:33 Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis brazos que salen del candelero"

25:37 Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante.

25:38 También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro.

25:39 De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios.

25:40 Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte".

Hay unos treinta Beatos, del s. X y XI, donde se copian los Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana. Ya dijimos que el libro había adquirido una propaganda inusitada precisamente en la época de las persecuciones más sangrientas de los años 90, la del emperador Domiciano.

La Iglesia ordenó en el Concilio de Toledo (633) su lectura en las asambleas cristianas entre Pascua y Pentecostés. Lo que pone de manifiesto que está en marcha una ruta emocional que busca la vibración de las masas en torno al milenarismo y a la lucha feroz contra el paganismo.

De hecho el epílogo del libro se cierra con la narración del Juicio Final y el triunfo de la Jerusalén Celeste. En él se inspiró S. Agustín para escribir su obra la CIUDAD DE DIOS.

Hay un escrito, además de los Comentarios al Apocalipsis, de Beato de Liébana que lo titula “De adoptione Christi Filii Dei” (“De la adopción de Cristo Hijo de Dios”), muy significativo para darnos cuenta de la intriga, todavía en la época de este siglo, que despertaba la importancia doctrinal del Concilio de Nicea (año 325) que se creyó asentada definitivamente en el dogma cristiano contra la teoría adopcionista y otras herejías, y ahora se ve que hay que insistir en ello como si se tratara de una nueva cuestión.

Sin embargo, el Arzopispo de Toledo, Elipando, más afín a la tradición visigoda, se alinea a la doctrina unitaria musulmana, recabando apoyo incluso de Félix de Urgel (la Marca Hispánica) hasta la intervención de las tropas carolingias en ese punto y la convocatoria de un nuevo Concilio (el de Ratisbona en el año 792) que iba a zanjar la cuestión de la polémica entre Beato de Liébana y Elipando sobre la cuestión trinitaria a favor de Beato de Liébana. Razón por la cual no solo triunfa la tesis de Beato sino el empuje enorme del reino asturleonés (con Cantabria) que, crecido con el resultado de este Concilio, forma Iglesia independiente de Toledo (la primera fracción de la Iglesia) y el avance de la Reconquista es ya cuestión de siglos y de epopeyas políticas, más que religiosas. El "enigma histórico de España" de Claudio Sánchez Albornoz

Quiero hacer un paréntesis, a este respecto, mencionando de nuevo la memoria de D. Desiderio, quien aseguraba que la Capilla rupestre de Cambarco, con tres vanos excavados en la roca para cada una de las tres personas de la Divinidad, significaba la tesis trinitaria de Beato frente a Elipando, de cuya incursión se había hecho ya eco Liébana por este tiempo.

Sea como fuere, los Beatos, como primeros códices medievales ilustrados, se suceden en copias ininterrumpidas en los monasterios por monjes laboriosos que nos dejan el trabajo intelectual y artístico que se puede contemplar en la real Academia de la Historia, el Archivo Histórico Nacional, la Universidad de Valladolid, Santo Domingo de Silos, las Catedrales de Gerona, Seu d,Urgell, Burgo de Osma, El Libro de los Testamentos góticos del siglo XII en la catedral de León, el Calixtinus del XII también de la catedral de Santiago.

Digno de notar aparte es la Biblia mozárabe de León (en el museo de la catedral de León) que es la Biblia mejor documentada y en la que, según testimonios de expertos, se inspiró Picasso para su composición del Guernica. Bien pudo haberla conocido en las exposiciones que tuvieron lugar en Barcelona en 1929 y en París en 1937.

http://www.rtve.es/noticias/20090419/picasso-pudo-inspirarse-biblia-mozarabe-del-siglo-para-guernica/266827.shtml

http://www.arsgravis.com/detall.php?id=321

BEATO DE LIÉBANA Y LOS “BEATOS” (1ª parte)

Soy consciente de que sobre este tema casi todo el mundo dispone de información más o menos documentada, además de una exposición permanente en Potes.

Pero la justificación de traer aquí este tema se hizo más imperiosa por el episodio, aireado por todos los medios de comunicación, del códice Calixtino del siglo XII desaparecido y encontrado recientemente.

Si a esto añadimos que, habiendo yo aludido al Beato de Liébana solo de pasada en mi anterior colaboración sobre LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO…, tuve petición expresa de algunas personas, entre las que no puedo dejar de citar, por su extraordinaria colaboración poética de gran calidad, a Crucita Torre, quien, al leer mi último escrito, lamentaba que no me hubiera referido más ampliamente a Beato de Liébana.

Como digo, la inmensa mayoría está al tanto del tema, aunque no sea más que por haberlo oído y visto mil veces en vídeos y exposiciones. Por lo que me voy a ceñir a simplificar aquel aspecto que tal vez la gente ignore por no haberse detenido a reparar, y que es el núcleo central del COMENTARIO AL APOCALIPSIS DE BEATO DE LIÉBANA y, por ende, de los BEATOS.

La España medieval en pleno siglo VIII necesitó sacudir el miedo a la invasión musulmana sacando a la luz (hoy diríamos, a los medios de comunicación) textos bíblicos trepidantes que se encontraban en el Apocalipsis de S. Juan, un texto de los años 90-95, no tan lejos de la muerte de Cristo. En ellos se basan los Comentarios del Apocalipsis de El Beato de Liébana.

De la biografía del Beato nada propiamente se sabe sino que fue abad del Monasterio de Santo Toribio y que allí debió de disponer de un “Scriptorium” en el que se gestó la redacción e ilustración miniada del texto primigenio (desaparecido).

A Beato de Liébana se le ha dado por oriundo de Aniezo (incluso existe una placa conmemorativa, que alguien se encargó de colocar “in memoriam”). También se apuesta por Saldaña, Andalucía o Toledo como lugares de nacimiento, sin base alguna en las Crónicas (la Albeldense, que es la más antigua y proviene del códice del Monasterio de Albelda (Oviedo), nada dice al respecto). Si bien es cierto que la leyenda, ante la incertidumbre, desbarra a sus anchas y habla de un grupo de exiliados visigodos que, aterrorizados por la entrada en el año 711 de musulmanes por el sur, huyen despavoridos hacia tierras cántabras con el propósito de formar un cuerpo aguerrido contra el moro desde tierras astures. Covadonga es el lugar emblemático. En Cosgaya, sigue la leyenda, pudo haberse ensayado el primer enfrentamiento cuerpo a cuerpo contra el invasor llegado hasta allí desde las vertientes de los Picos según atestigua Sánchez Albornoz.

Con datos ya históricos, sin embargo, Alfonso I, yerno de D. Pelayo e hijo de Pedro de Cantabria (que no faltan quienes le hacen coincidir con el Conde de Torices y sus propiedades en las Casas de abajo, con monasterio incluido (que D. Desiderio trató de recuperar dejando la enseña de la cruz, como lo hizo también en Frama con el monasterio de La Virgen de los Caballeros), parece, digo, haber entablado una relación amistosa con Beato de la que cabe deducir que, al igual que hiciera el Emperador Constantino con la oficialidad del cristianismo en el siglo IV contribuyendo a su expansión, le ayudó y encumbró en su idea monacal y de lucha contra la invasión musulmana, en un momento tan crucial, aportando todos los medios materiales e intelectuales (desde la preparación del Camino de Santiago contra el moro hasta la resonancia del Apocalipsis de S. Juan como apunte bíblico) para la salvación de la Cristiandad en Occidente frente a una civilización oriental devastadora, irreligiosa y arriana con el adopcionismo para más señas, como luego se mostró en la polémica entre Elipando, obispo de Toledo, y el propio Beato y Eterio (discípulo suyo) ensañándose en una disputa filosófico-teológica que implicaba el poder, igual que ocurriera otrora con la implantación del cristianismo y la cristiandad como aleatoria intersección entre el cetro y la cruz. Ahora se trata de ganar lo perdido (la Reconquista), entonces, de conquistar lo anhelado.

¿Qué significado tiene, entonces, el Apocalipsis?

El Apocalipsis es el último libro del Nuevo Testamento escrito en la isla griega de Patmos por S. Juan en su destierro, como si se repitiera en la historia que el exilio, el destierro o la cárcel fueran los detonadores de ideas ilustres de personajes que con más virulencia hayan pasado a la historia, como fue el caso de Boecio, Sócrates, Galileo….y tantos otros.

De hecho el género apocalíptico es frecuente en la literatura del judaísmo por las vicisitudes de un pueblo religioso y perseguido, que se propone revelar realidades trascendentales recurriendo al mito, al misterio, a las visiones y a las apariciones.

Este escrito está destinado a las iglesias recién surgidas en el Asia Menor, según testimonio del capítulo I, versículo 11, donde dice literalmente: "Lo que vas a ver, escríbelo en un libro y mándalo a estas siete iglesias: Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea". Allí se libran batallas contra el paganismo representado por la bestia feroz y la Iglesia cristiana dentro de una visión más amplia de una teología de la historia de lucha entre Dios y Satanás. Está aquí en ciernes la Ciudad de S. Agustín, la salvación de la humanidad, de la que he hablado en artículos anteriores; lo que está sucediendo en cada lugar de estas iglesias se recapitula desde el C- I al 4. Desde el C- 4 en adelante hasta el epílogo se narran las plagas y castigos que son medios de que se vale el Dios para hacer comprender a los hombres….En este caso el autor recurre a un material estilístico tradicional como es el mítico de los cuatro Jinetes, los Dos Testigos, la lucha del Dragón contra la Mujer, las dos Fieras … &c. que el artista de los Beatos plasma en dibujos con bandas horizontales y colores ilustrativos cuya temática y técnica fundamentan la evolución de la pintura y escultura mozárabe y románica, valiéndose de plumas de ganso, de cuervo o de cisne mojadas en tinta negra y pigmentos vegetales y grasas de animales, no faltando, para resaltar la estampa, el oro, dando solidez al folio el remate de una bella cubierta. El color y el dibujo de las figuras impactan de tal modo que trasfiguran la sensibilidad a otro mundo.

La lucha reflejada en su día contra el poder del Imperio Romano sube ahora de tono contra todo poder de este mundo y la victoria de Cristo.

En el Apocalipsis hay dos partes: una, que podríamos llamar la narración de los contendientes históricos, la Iglesia y el Imperio, que se transfiguran en Cristo y Satanás con victoria final de la Iglesia-Cristo y ruina de Babilonia-Roma.

Hay otra parte que podríamos llamar simbólica que tiene su eje en las series septenarias….la menorach uno de los símbolos más viejos del Judaísmo, es un candelabro de siete brazos, o una lámpara de aceite. Es considerado el símbolo oficial del Estado de Israel. Se dice que simboliza los arbustos en llamas que vio Moisés en el Monte Sinaí (libro del Éxodo, 25).

http://jonkepa.wordpress.com/2007/09/25/simbolos-judios-la-menorah