sábado, 28 de enero de 2012

EL MARQUÉS DE SANTILLANA, DUQUE DEL INFANTADO

José Luis Gómez Fernández

El escrito de More sobre la radiografía del Infantado de Potes me ha sugerido varias preguntas.
Su enlace es éste: http://www.facebook.com/notes/lieban%C3%ADzate/moreno-alles-c-m-radi

ograf%C3%ADa-de-la-casa-del-infantado-siglos-xiv-al-xviii/214494941915315

More con su excelente trabajo se propone hacer microhistoria lebaniega, como él mismo dice. Sin embargo, toca cuestiones de más amplia envergadura que han afectado a Liébana desde la baja Edad Media, siglos XII-XIII, hasta, yo diría, la desamortización de Mendizábal y Madoz en la década de los años treinta y cincuenta del siglo XIX, ya que habría que enumerar como feudos con sus vasallos, atribuciones y privilegios a los dos principales monasterios de Liébana, Santo Toribio y Piasca, (enfeudado éste último con Sahagún y Oña), cuyos Cartularios testifican registros de cientos de fincas y predios dispersados en los cuatro valles, además de docenas de minúsculos monasterios sujetos a sus normas canónicas, litúrgicas y jurídicas, con una población de habitantes estimada a lo largo y ancho de sus 75 pueblos y barrios limítrofes en unas 16.000 personas.
(Como anécdota más cercana a nosotros, antes de que se me olvide, y mediante el recuerdo de D. Desiderio, citemos el Monasterio de Ntra. Sra. de los Caballeros, en las estribaciones del monte de Frama, frente a la Ermita de la Virgen de la Luz, en las montañas de Peñasagra, al igual que Sta. Cristina, en Torices y otros muchos lugares rescatados del olvido por él).

Las preguntas sugeridas son las siguientes:


1- More hace historia y yo me propongo hacer, más bien, filosofía de la historia, y, en este caso, filosofía de la historia lebaniega de los Condados o también Hacendados.
2- A More le llama especialmente la atención las enormes distancias y difíciles caminos para gobernar con éxito estos territorios desde Guadalajara, donde se suponía que pernoctaba el Duque domicilio habitual.
3- Tuvo alguna relación la Torre del Infantado de Potes con la otras de la misma época en Peñarrubia (Piñeres y Obeso)?
4- Polaciones, ¿feudo también? Las casas e iglesias construidas a expensas de indianos


Cita del trabajo de More:
De este modo el I Marqués de Santillana (1398-1458) contaba con el llamado mayorazgo de la Vega y Cisneros, formado por el Marquesado de Santillana y la Provincia de Liébana. Ésta última a su vez comprendía la villa de Potes, 38 concejos y 12 lugares[31].
El Marqués abraza la causa de Isabel I y en agradecimiento los Reyes Católicos le conceden el título de Duque del Infantado, para sí y sus sucesores el 22 de Julio de 1475. En este contexto hace de la villa de Potes la capital de la Provincia de Liébana, erigiendo una gran torre que sería conocida como la Torre del Infantado, nombre oficial que conserva en la aEn cuanto a la población de la Provincia de Liébana para 1591 era de 2.172 vecinos[34], dentro de un ciclo demográfico antiguo. Sobre el conjunto de núcleos destaca la villa de Potes, que se convierte enseguida en el centro que articula los intercambios comerciales, concentrando además gran parte de las rentas y el consumo. También se organiza desde la villa la recaudación de los impuestos, entre los que destaca la alcabala, que en el caso de la Provincia de Liébana fue una renta enajenada de la Corona, en beneficio privativo del Duque.

Para esquematizar esto con un mínimo orden, hoy sólo me voy a limitar a reflexionar un poco en torno a la Filosofía de esa historia, y, luego, si no resulta largo, a las comunicaciones tortuosas de Liébana.

FILOSOFÍA DE LA HISTORIA

Empiezo por invertir los términos, y si en el escrito anterior habíamos titulado el INFANTADO Y EL MARQUÉS DE SANTILLANA, como queriendo resaltar el Torreón del Infantado y el Señor feudal que lo representaba, con sus inmensos privilegios, ahora invertimos el papel y exaltamos al personaje, pero en mi caso (no en el de More con su trabajo excelente, pues él habla de microhistoria) procuro que el árbol no me impida ver el bosque y desbordo el emplazamiento del feudo lebaniego ampliando el legado histórico que nuestra tierra puedo mantener con otros feudos en el ámbito europeo.
Y aquí es donde surgen las preguntas más atrevidas, a saber: por qué aquí, en Potes (Pontes) surge un Marqués, duque del Infantado, y qué relación cabe asignarle con otros muchos en Europa, incluyendo los minúsculos reinos de los que se componía, puesto que todavía no habían surgido las Naciones, ni Inglaterra, ni Francia, ni Italia, ni Alemania, ni España.
Hacerse preguntas del por qué y del para qué y establecer las relaciones entre los hechos rebasando fronteras, y aunque, sin admitir el azar o la casualidad, buscar la causalidad como embrión o indicio de ley de física social o histórica, eso se llama filosofía de la historia, y es justo lo que yo me propongo.
Tengamos en cuenta que en historia las cosas no surgen por casualidad, unas están engranadas con otras, ocurre como con las cerezas, tiras de una y te salen catorce.
En este mismo tiempo que intentamos glosar se está dirimiendo en Europa la Guerra de los Cien Años (guerra que en realidad duró ciento dieciséis años, 1337-1453), entre Francia e Inglaterra.
La Monarquía de Gales e Inglaterra regenta vastos territorios de Francia. Concretamente desde Poitou, por el norte, hasta Languedoc, por el sur.
Señoríos de Nobles franceses de sangre real ocupaban una buena franja de tierra francesa desde Normandía a Auvernia. Otra franja del Franco Condado y Borgoña, Luxemburgo, Artois, Picardía, Flandes, Holanda y Brabante pertenecían al Condado de Borgoña. Francia, la Francia propiamente dicha, contaba con límites reducidos al norte con Champaña-Reims, (donde he estado un mes, hace poco) Normandía y Bretaña y al sur Languedoc, Narbona, Aviñón, Provenza y el Delfinado.
Bueno, pues por culpa de esta guerra, y en medio de disputas dinásticas entre Pedro el Cruel y los Trastámara, (bastardos), apoyados uno por Inglaterra y los otros por Francia, aquí en España se abandona la lucha contra el musulmán y caemos en una nueva invasión de los benimerines que se introducen desde África.
Mira, si había relaciones entre unos hechos y otros, de lo que pasaba allí y de lo que estaba pasando aquí.












LAS DISTANCIAS Y LOS CAMINOS
1) A More le llama la atención la distancia de Liébana con Guadalajara, desde donde el Duque dirigía su amplio Condado, aunque mediaran sus consejeros y corregidores a través de los Juicios de Residencia, (institución jurídica de control de tierras y sus funcionarios) siendo así que los caminos y calzadas romanas habían ido desapareciendo devoradas por la maleza del monte bajo y las raíces de los matorrales y hayedos.

A este respecto, conviene señalar que hasta el siglo diecinueve no se abre la carretera de la Hermida, ni la de Piedras Luengas o S. Glorio. Las vías de acceso al mar eran toscos caminos empedrados que, bordeando el desfiladero desde Castro-Cillorigo por la orilla derecha por rutas tal vez de las calzadas romanas, pasando por Lebeña, asomaban el morro en Puentellés.
Las minas de Ándara, desde los lavaderos, ubicados en la hondonada de las praderías de Tresviso, se transportaban río abajo (Urdón) en lanchas de madera hasta el Deva –Unquera.
El acceso a Castilla era no menos tortuoso. Por Piedras Luengas, no cabía más salida que un camino por el pueblo de Cueva, Ayto. de Pesaguero, hecho a pico y azada entre humedales hayedos, despejando la salida al mismo emplazamiento del puerto.
Y el paso hacia León-Castilla, por S. Glorio, siempre se conoció por las veredas y tenadas de Vejo, aunque algunos sostienen que también por Río Frío-Pineda- Urbaneja-Pernía (no se olvide que Urbaneja es un cruce de caminos de tres direcciones: Amaya, Palencia y Liébana).
Esto en cuanto a los accesos o comunicación de Liébana con el mar y con las tierras de Castilla.
¿Nos hemos olvidado del canal de Castilla que conducía el trigo y el vino hasta el mar?
Podíamos preguntarnos hoy, sin ofensa alguna a partidos regionalistas, si se hizo bien en segregarnos de Castilla cuando en ella y con ella hubiéramos sido cabeza de una vasta región que formó imperio frente a las hordas musulmanas.
Si la respuesta fuese afirmativa, de unión de Castilla con nosotros, (no de nosotros con Castilla), entonces habría que modernizar nuestras comunicaciones y reivindicar como propiedad inalienable nuestras montañas, nuestros Picos, nuestros Teleféricos, nuestros dineros, y hasta un sistema de acceso que circunvalara los valles con un túnel que horadara su salida a Castilla.
2) La población de Liébana en la E. media

POLACIONES Y EL BANCO HISPANOAMERICANO

Lo que no sé, porque no existen documentos, es si Polaciones contaba dentro de estas Merindades, aunque consta que se transfirieron, en la segunda mitad del s. XIX con la fundación del primer Banco Hispanoamericano, cantidades ingentes de dinero procedente de América con las que se erigieron casas e iglesias que ennoblecieron todo el Valle del Nansa. Tudanca (la casa de D. José Mª Cossío, hoy de cultura, cedida voluntariamente por él, fue construida por un perulero que había hecho fortuna en Perú), y en la Iglesia de Samamés cuelga una placa de un donante americano, un indiano, a expensas del cual corrieron todos los gastos en su edificación. Destaca aquí el apellido Fuenteantigua, con inmensas propiedades en Castilla y hasta manzanas enteras en Madrid. ¿Quién no se hace una pregunta sobre el origen de tal dominio? Aquí, José María Agüeros podría echarnos una mano.
En Liébana no existió más de una docena de casas, llamadas pudientes, costeadas con dinero traspasado de América a través del Banco Hispanoamericano, y que probablemente fueron los que engrosaron su patrimonio territorial con la adquisición de fincas y predios procedentes de los monasterios que en pública subasta procedían de la desamortización de Mendizábal, primero, y de Madoz, después, añadiéndose vastos territorios de pastos, puertos y mancomunidades. Se da el caso de un propietario, avecindado en un valle con propiedades en otro sin ser por concierto matrimonial.

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