viernes, 6 de abril de 2012

LA FILOSOFÍA NO ES UNA CIENCIA

LA FILOSOFÍA NO ES UNA CIENCIA
José Luis Gómez Fernández


Hemos venido hablando en escritos anteriores de las implicaciones de las ciencias con la filosofía, y de ésta con la historia y la religión.
Hoy sometemos a la filosofía misma al juicio de los tribunales científicos, y reparamos que, si bien Husserl se propuso, en el siglo XIX, hacer de la filosofía una ciencia estricta, no solamente no imperó su propósito sino que él mismo escribió un tratado sobre la “Crisis de las ciencias europeas” recobrando el nombre de una disciplina filosófica, pero sin su aspiración científica: la filosofía propiamente dicha.
Al hablar de las teorías científicas, veíamos que detrás de cada una de ellas había una filosofía, una visión de la vida, del mundo y del universo como un todo.
Cabe entonces preguntarse por el futuro de los programas de filosofía en las Enseñanzas Medias y en la Universidad.
¿Qué es Filosofía como disciplina de aprendizaje?
Kant decía: “no se aprende filosofía, sino a filosofar”
Y ¿qué es esto?
Ortega y Gasset, tanto literato como filósofo, decía: “la cortesía del filósofo es la claridad”. Pues, veámoslo si es tan clara la filosofía.
Para la mayoría el lenguaje filosófico viene envuelto en una penumbra y un misterio indescifrable, lo que contradice a Ortega en sus propios términos.
La filosofía o es crítica o no es nada. Y, ¿qué se entiende por crítica? El vocabulario filosófico nos remite a Grecia, y filo-sofía (amigo de la sabiduría) y crítica, (de crinein, cribar) son palabras impulsivas que, al menos, no dejan a uno cruzado de brazos ante las cosas que vemos o las cosas que nos cuentan o discurren a nuestro lado; toda crítica es un enfrentamiento a algo dado e, incluso, a algo sabido y hasta creído a pies juntillas como la luz del día.
Es un tópico de la tradición el hecho de que es más fácil creer, que saber. Kant solía decir también: “atrévete a saber” (sapere aude).
La filosofía, podríamos decir, está en la retaguardia del saber científico, del saber político y del saber religioso, y como tal es un saber de segundo grado; supone siempre otro.
Todo el mundo dice tener algún tipo de filosofía de la vida y del quehacer cotidiano, pero con ese ropaje sólo no se puede cruzar el gélido invierno ni atravesar el caluroso desierto; se quiere la documentación de las Escuelas Filosóficas.
Hay que estudiar filosofía, no queda otro remedio si se quiere competir con la realidad cada vez más compleja de un mundo científico y trascientífico.
Aristóteles escribió una Física y una Metafísica.
Ahora bien, esos programas, que necesariamente nos remiten a las Escuelas y Academias, no pueden quedar en meras doxografías (en opiniones filosóficas), no, sino que han de bucear en las aguas profundas de la crítica filosófica y redundar en la filosofía de esa historia. Y eso es justamente lo que no se hace ni en los Institutos ni en la Universidad (por supuesto salvadas excepciones, “salvatis salvandis”, como diría el otro).




Desde que Marx escribió que “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”, la muerte de la filosofía no ha hecho más que anunciarse desde el siglo XIX bajo estos interrogantes: ¿Es posible la Filosofía como Ciencia? ¿Ha quedado reducida al reino de las Ideologías? ¿Es el marxismo una Antifilosofía? ¿Tiene sentido la existencia de una disciplina académica llamada Filosofía?G. Bueno, del que hacíamos mención como autor de la nueva teoría científica del “Cierre categorial”, en polémica con Manuel Sacristán inicia con el libro “El lugar de la Filosofía en los estudios superiores”, en España, un debate teórico de extraordinaria importancia, en el centro del cual late la pregunta ¿qué es la Filosofía ? desde una concepción de la práctica.
http://www.fgbueno.es/gbm/gb70pf.htm
Eliminar ResponderResponder ReenviarMoverImprimir Acciones

No hay comentarios:

Publicar un comentario