viernes, 6 de abril de 2012

MÁS SOBRE EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO

José Luis Gómez Fernández

El marxismo, como el socialismo, se circunscribe en una concepción materialista de la historia, y su filosofía, en una cosmovisión del mundo, muy determinada por el romanticismo hegeliano, (Hegel), y la economía británica (Engels- Manchester).
(Siento no poder detenerme en una somera explicación de qué queremos decir con “concepción materialista de la historia”, y qué queremos decir con “filosofía y cosmovisión del mundo”, y con “Hegel” o con Engels. Tal vez, en otra ocasión, y si se me solicita como en otras ocasiones por correo electrónico: jlgdez15@yahoo.es )
Estos dos aspectos, arriba señalados, caracterizan todo el desarrollo del marxismo y su modo de interpretar la vida y el mundo económico.
Marx, judío practicante y convertido posteriormente al protestantismo, conoce desde su juventud las desigualdades e injusticias en el trabajo entre los leñadores alemanes, y, más tarde, cuando tiene que trasladarse a Manchester con Engels, las conoce entre los trabajadores de las fábricas.
Era un hombre de temperamento apasionado y compasivo. Marx vive inmerso en un Comunismo imaginario primitivo en donde no quepa pensar en desigualdades ni en injusticias, que creía originadas en la propiedad privada y la ausencia de una distribución comunal de la tierra. Podría decirse que su compasión era comunitaria. Es decir, se compadece no sólo de sí mismo sino de los que ve a su alrededor, (la comunidad del mundo trabajador, del mundo obrero). Podría uno pensar que no fue Marx quien hizo al comunitarismo (comunismo), sino el comunismo quien hizo a Marx. Y este sería el motivo embrionario de una construcción doctrinal de la historia del hombre y su filosofía. Probablemente esto le lleva a acometer un estudio que diera cuenta de la estructuración de la sociedad y su historia desde su inicio, y cuyas piezas instrumentales encajaran aquel puzzle que rondaba en su cabeza: luchar contra la injusticia y la desigualdad desde la primera apropiación de la tierra con los primeros asentamientos del primitivo hombre sedentario.
En el “Origen de la familia, la propiedad privada y del Estado”, Engels (Marx) intenta explicar el origen de la división social en clases, y también el origen del propio Estado como responsable de mantenerlas, dando lugar al florecimiento de los propietarios y los expropiados, de los explotadores y de los explotados.
Los hombres nacen iguales y libres por naturaleza, (nacen desnudos y se invisten como humanos, fraternales y solidarios, hasta que un día se embisten como bestias unos con otros en luchas interminables).
La historia del hombre no ha sido más que una historia de lucha y de guerra.
Marx estaba teniendo presente la Guerra de los treinta Años, por cuestiones religiosas, y la Guerra de los cien Años, por la posesión territorial de Gran Bretaña en tierras francesas. ( la Bretaña del Norte queda como resto feudal de aquella época)
Las teorías que han surgido a partir de esta construcción son interminables, pero lo que es incuestionable, dice Marx, es que la historia no sólo ha de ser interpretada sino que ha de ser cambiada.
La historia nos debe una explicación. Es imprescindible una filosofía de la historia para comprender y ajustar los fundamentos que la han ido procesando en sus episodios trágicos, de divisiones, opresiones, luchas y enajenaciones.
Y aquí, asegura Marx, es donde se halla imbricada la economía, porque la filosofía de la historia es filosofía económica.
Desde los estadios prehistóricos, siguiendo a los antropólogos (Morgan), con el salvajismo, la barbarie y la civilización, el hombre ha ido imponiendo su dominio sobre la producción de alimentos y su distribución, siendo así que, en el proceso de su desarrollo y la complejidad social, ha necesitado justificar y proteger la propiedad dando origen al Estado.
En su escrito “Contribución a la crítica de la economía política”, Marx habla de cuatro etapas progresivas en las que va teniendo lugar la cristalización de la historia en cristalización económica. A saber: 1) época asiática, 2) época greco-romana, 3) época medieval y 4) época de transición feudal-industrial- burguesía.
Como es conocido de todos el desarrollo que persigue Marx y su inmensa influencia en el socialismo como plasmación práctica, (y yo aquí no puedo extenderme en este trabajo más de lo debido), sí que quiero consignar el centro neurálgico en el que me parece radicar uno de los errores de la economía marxista. Es la teoría del valor. Parece querer decirnos en todos sus textos, si yo no estoy equivocado, que todo aquello a lo que se le asigna un valor, lo es exclusivamente (esencia del valor) por el tiempo empleado en su producción.
¿Y si se le diera la vuelta del revés a este aserto? A cero tiempo, cero valor. ¿Qué podría decirse, entonces, de la producción intelectual? ¿Por las horas de trabajo? ¿Por el rendimiento de su producto? ¿Por el objetivo de una investigación? (Dejo aquí esto para la polémica).

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